El tema de esta serie es la soledad y los momentos domésticos. Esa soledad en la que se está a gusto (expresado por la postura del cuerpo), pero al mismo tiempo, viviendo estos momentos en paisajes ajardinados, espacios abiertos llenos de luz y de color. Así, el paisaje y la emoción son solo una, se complementan.

Esta serie de pinturas surgió principalmente en el confinamiento de la pandemia como una respuesta al encierro y a la ambigüedad que me generaba el estar sumamente cómoda en un espacio cerrado -como en casa- pero también añorando estar en el exterior. Así, surge de una necesidad de viajar estando encerrada.

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