Colectivo Boca Calle

Colectivo Boca Calle

Colectivo Boca Calle

Somos Colectivo BocaCalle; Conformado por los artistas plásticos Isabella Portilla, Mauricio Moscoso (Mauricio MRZ) y Lena Zornosa. Nacimos como colectivo en el año 2018 en la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

Durante estos años hemos recorrido diferentes ciudades juntos, en nuestros trayectos siempre nos hemos encontrado con elementos y situaciones que rodean los contextos de cada ciudad.

Como citadinos observadores nuestro crear está ligado a estas particularidades que encontramos en las diferentes urbes. Estamos interesados en ser caminantes errantes, observadores y curiosos que conectan múltiples fragmentos de varios espacios en un mismo punto.

Nuestro lenguaje se enfoca en la pintura, el grabado y el dibujo que son nuestras herramientas predilectas para nuestra creación.

Dibujos de ciudad

2022 “Todo se activa cuando se acumulan las contradicciones” tomamos esta frase del capítulo casa y universo de Gaston Bachelar, una frase que nos hizo pensar en Bogotá porque consideramos que es una ciudad llena de contradicciones que se entretejen entre sí. A partir de este tejido se forman espacios particulares que resaltan al convertirse en un nodo del caos.

Entramos observando toda la ciudad desde su generalidad característica compuesta por el encuentro de líneas que van en diferentes direcciones al igual que las vidas de los citadinos habitantes. Se difunden los límites de las estructuras urbanas y se desdibuja la particularidad de cada edificación, cuando nos encontramos inmersas entre la saturación de estos contrastes buscamos un espacio de gran vacío, ansiando aquella calma que no podemos vivir, buscando aplanar y pasar por alto el incontable número de detalles que nos ofrecen los infinitos rincones con los que nos cruzamos diariamente.

De repente en medio de ese caos proponemos poco a poco adentrarnos a este desorden, volver a encontrar y dibujar las formas del caos, dándole una cara mucho más legible a esta gran masa que es Bogotá Encontramos un choque de texturas, vacíos y no vacíos, direcciones, naturaleza, tejados, muros, ventanas y a medida que nos acercamos vamos descubriendo el caos desde su raíz. Cuando empezamos a plasmar cada edificación nos adentramos en la imagen; más allá de la simple observación empezamos a sostener una conversación con los lugares retratados, donde nuestros ojos y la punta de grabado se convierten en una lupa que minuciosamente talla cada detalle de las edificaciones en la placa, de esta manera logramos percibir fragmentos como paredes que cuentan historias, tejados cambiantes y ventanas que contienen los detalles íntimos de las personas que habitan aquellos espacios particulares.