La obra de María Otero, explora el uso de patrones y el concepto de lo circular como un recorrido de ideas a modo de reflexiones sobre lo cíclico, la dualidad, el ritmo, lo molecular y celular, la reproducción y la naturaleza. Esto representa para la artista el autoconocimiento de aquello que es externo al sujeto y que se articula hacia el centro de éste; es decir, las relaciones entre el interior y exterior, lo privado y lo público.

Por otro lado, las líneas conceptuales de su trabajo se caracterizan por la exploración de elementos e ideas que configuran unas reflexiones que abarcan aspectos diversos sobre lo vivencial, así como, por aquellas definiciones que establecemos sobre la idea de obra, lo concreto y lo ficcional en torno a la identidad de aquello que define a la figura del artista, etc. Dichas reflexiones se desplazan entre lo autobiográfico y las conexiones socioculturales que se derivan de las interacciones cotidianas de la artista con su entorno.